Había una gran multitud de gentes en las calles, todas ellas muy divertidas y alegres, ataviadas con gran pompa, bebiendo y comiendo en lugares acondicionados para ello, esto vi.
En el trasfondo de este jolgorio, vi desfilar otras gentes con capirotes, cirios, estandartes y acompañados con grandes ruidos de música.
También había unos grandes castillos que transportaban unas esculturas con grandes adornos y mucha riqueza. A mi pregunta de que era toda aquella parafernalia me dijeron que celebraban una semana santa, el sufrimiento y muerte del Hijo de Dios, me explicaron.
Volví a preguntar por que celebraban esta muerte, es cultura y bueno para el pueblo, deja mucho dinero en la ciudad, todos los albergues están llenos de gentes de fuera, además la iglesia respalda esta fiesta, esto me contestaron.
En una pared vi pintado a tres crucificados, dos ladrones y a Cristo en medio me siguieron explicando, abajo había escrita una frase que decía “Sigo crucificado para salvar el turismo”.
Fue entonces cuando entendí esta fiesta idólatra.
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