Cuando Cervantes escribió El Quijote estaba en la cárcel de Sevilla, posiblemente por eso quiso impregnar de libertad a Alonso Quijano. Este personaje intuitivamente tenía un espíritu libre, persona idealista, con valores, generoso, justo, romántico. Este Hidalgo que ya vivía con austeridad, se cuenta en la novela que vendió sus pertenencias para poder comprar los libros de caballería de que tanto se aficionó.
Nos dice la historia, que este hombre de tanto leer y no dormir y poco comer, perdió el juicio, perdió la capacidad de discernir la realidad de la ficción. Cuando se lee, el lector, seíinvolucra en la historia que está leyendo, la imaginación del lector vuela a través de las paginas del libro poniéndoles cara a los personajes, vestidos, paisajes donde se desarrolla la acción, etc.
Alonso Quijano, como leía mucho y dormía poco, tenia mucho tiempo para imaginar. No era juicio perdido, era imaginación. Imaginaba, o soñaba, ser libre para defender al oprimido impartiendo justicia, imaginaba amar a una doncella que no conocía, pero sobre todo sentirse libre, como ya se ha dicho, para poder imaginar todas sus venturas o desventuras. sobre la libertad le dijo a Sancho “ La libertad Sancho, es uno de los más precisos dones que a los hombres dieron los cielos. Con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida.”
La libertad quizás sea uno de los dones mas preciados de las personas. Peros sentirse libre no es hacer lo que venga en ganas; sentirse libre es ver el mundo abierto pero dentro de ti, tener la sensación de respirar la naturaleza, de que el mundo es justo, sin guerras, sin pobrezas porque los recursos están bien repartidos. Libertad de pensamientos,¿quizás utópico? Por ahora sí.
Libertad de expresión, una quimera. Los medios de comunicación defienden que son libres para informar, nada mas lejos de la realidad: los informadores están sujetos a lo que decidan sus editoriales que a su vez se deben al capital.
En esta falsa democracia que nos subyuga, se dice que vivimos en libertad; pero solo para votar cada cuatro años; las promesas que hacen los que quieren gobernar una vez en el poder no se cumplen, se hacen leyes que coartan nuestras libertades en aras de que son los mas votados. Nos pueden quitar todas las libertades menos una, la libertad de pensamiento, esa es nuestra.
Rosa Lusemberg, contradiciendo la idea de Lenin sobre su idea de libertad, “ Libertad es siempre la libertad de quien piensa diferente”.
Pero ha habido, hay y habrá otros Quijotes. gentes, colectivos, que luchan e incluso entregan su vida por defender al oprimido, por defender lo que es justo. Máximo exponente de ello fue una persona que entregó su vida en contra del imperialismo y las dictaduras en el mundo, su nombre Ernesto Che Guevara.
Desde que conoció a Fidel Castro, en 1955, hasta que 1967 fue ejecutado en Bolivia, luchó por irradiar las dictaduras establecidas en America Latina.
Eduardo Galeano, otro hombre libre, escribió sobre el Che lo siguiente: “Creer que otro mundo es posible, no es tener la certeza de alcanzarlo, no es, ni siquiera suponer que la lucha por alcanzarlo será fructífera; es solamente saber que el otro mundo posible está ahí. Y que una opción, una de tantas, es crearlo dentro de uno.
Don Quijote
Marco polo había dictado su libro de las maravillas en la cárcel de Génova.
Exactamente 3 siglos después, Miguel de Cervantes preso por deudas, engendró a Don Quijote de la Mancha en la cárcel de Sevilla.
Y ésa fue otra aventura de la libertad, nacida en prisión.
Metido en su armadura de latón, montado en su rocín hambriento Don quijote parecía destinado al perpetuo ridículo. Este loquito se creía personaje de novelas de caballería y creía que las novelas de caballería eran libros de historia .
Pero los lectores, que desde hace siglos nos reímos de él, nos reímos con él. Una escoba es un caballo para el niño que juega, mientras el juego dura, y mientras dura la lectura compartimos las estrafalarias desventuras de don Quijote y las hacemos nuestras .
Tan nuestras las hacemos que convertimos en héroe al antihéroe, y hasta le atribuimos lo que no es suyo. Ladran Sancho, señal que cabalgamos es la frase que los políticos citan con mas frecuencia. Don Quijote jamás la dijo.
El caballero de la triste figura llevaba mas de tres siglos y medio de malandanzas por los caminos del mundo cuando el Che Guevara escribió la última carta a sus padres. Para decir adiós, no eligió una cita de Marx. Escribió: “ Otra vez siento bajo mis talones el costillar de Rocinante. Vuelvo al camino con mi adarga al brazo. “
Navega el navegante aunque sepa que jamás tocará las estrellas que lo guían.
Otros hombres han luchado por la libertad y la justicia como “Quijotes” , no con armas guerreras pero sin con otras armas mas sutiles como son las palabras escritas.
Jose Saramago, de el dice el río heráldico,….”que solo con la pluma, la ética y la estética enfrentó al Vaticano y otros poderes terrenales; José Saramago. Cerrajero, periodista y miembro del Partido Comunista Portugués. Un Quijote Lusitano.”
En el blog La Placenta del Universo dice del antes nombrado Eduardo Galeano:
“Pensador, humanista, escritor, poeta, orador, contador de historias, soñador, visionario… aunque quizá la mejor definición para una personalidad como la de Eduardo Galeano sea la de ser humano. Porque eso es lo que es, un ser humano comprometido con el tiempo y el mundo que le ha tocado vivir, un quijote con armadura de papel y lanza de palabra que se enfrenta en sus escritos a todos los molinos que nos amenazan.”
Jose Luis Sampedro, otro hombre de letras libre y justo, en una entrevista que le hicieron en El Cultural, lo siguiente:
“Quijote con cachava, pluma y gorra, José Luis Sampedro (Barcelona, 1917) no se cansa de luchar contra la globalización, la injusticia y la guerra. Hoy su lanza y su adarga son su último libro, Los mongoles en Bagdad (Destino), un polémico ensayo sobre la guerra de Iraq que pretende acabar con ese silencio “escandaloso” de las buenas conciencias que ha marcado el siglo XX. Sampedro descubre para El Cultural las claves de esta obra -“si no la escribo, me pudro”-
La historia está llena de Alonsos Quijanos, sería bueno que en el futuro siguieran existiendo.
Yo quiero ser uno.